-Sammy.
-...¿Yeah? -respondió sin levantar la mirada de la pantalla de la laptop.
-Hey, no mires hacia atrás...
El tono extrañamente contenido de su hermano provocó que dejara de teclear y le lanzara una mirada de curiosidad. Dean estaba sentado en el sillón con aspecto relajado y una cerveza en una mano, sin despegar los ojos de la pantalla del televisor. Alguien que no lo conociera tan bien no hubiera podido notar la ligera tensión en su mandíbula, o la forma en que sus ojos se movían imperceptiblemente con algo de nerviosismo.
-...pero hay una sombra observándonos desde un árbol fuera de la ventana, justo detrás de ti.
...Oh, así que era
eso. Sam no pudo evitar esbozar una sonrisita, volviendo a concentrarse en la pantalla de la computadora en un gesto nada impresionado.
-Sí, lo sé.
Su tono despreocupado hizo que Dean se girara para mirarlo perplejo, intentando a la vez mantener la fachada de normalidad, lo que era mucho más complicado de lo que parecía.
-...¿Lo sabes? -preguntó alzando un poco las cejas- ¿Qué se supone que significa eso?
Sam miró ceñudo a la pantalla cuando el programa que estaba utilizando ralentizó la laptop, impasible ante la confusión de su hermano.
-Es Robin. Lleva ahí por lo menos diez minutos.
-...¿
Robin? -las cejas de Dean estaban tan alzadas ahora que cualquier intento de volver a aparentar normalidad habría sido en vano- ¿Como en... el Robin-de-
Batman, ese Robin?
-Ahá.
-...Um, okay -su hermano aún lucía algo confundido-. Entonces... ¿me vas a decir por qué está acosando nuestra casa?
Sam se regaló un momento para mirar a su hermano, alzando las cejas con una sonrisa divertida.
-Sí sabes que puede
oírte, ¿verdad?
-...¿Lo
hace? -la expresión de contrariedad de Dean definitivamente valió la pena. Mientras Sam aguantaba una risa le lanzó una mirada fugaz a la figura encaramada en el árbol, removiéndose con una mueca y hablando por lo bajo- Huh, okay. Ahora esto es oficialmente incómodo.
-No te preocupes -añadió Sam, volviendo a concentrarse en la pantalla para no ceder a la tentación de ponerse a reír-, sólo está haciendo su ronda de patrullaje. Ya sabes, comprobando que no estemos en problemas y eso.
Dean se inclinó hacia él en el sillón, bajando la voz con aspecto incómodo.
-Sí, pero estamos bien, ¿no? -dijo, hablando entre dientes- Entonces, ¿por qué sigue ahí?
-Le dejé una taza de café en la ventana -Sam tecleó con gesto imperturbable para cerrar el programa que le causaba problemas-. Probablemente se lo está terminando.
-...Le dejaste una taza de café en la ventana -repitió lentamente, como procesando lo que su hermano acababa de decir. Lo contempló por un instante con la apariencia de tener un debate interno, y finalmente decidió que lo más fácil era simplemente asentir con una mueca-.
Claro -y sin añadir más, golpeó ambas piernas con las manos y se levantó del sillón soltando una exhalación.
Sam lo observó algo divertido.
-¿Vas a alguna parte?
-Yup -Dean le lanzó una mirada curiosa antes de apagar el televisor y tomar su cerveza para salir de la habitación-. Los dejaré a ustedes dos a solas para que, ya sabes, puedan ser creepy juntos en libertad y todo eso. No me gusta hacer mal trío.
Sam sonrió en silencio y negó con la cabeza, volviendo a dirigir su vista a la pantalla.
-¿Cuánto fueron esos? -preguntó en voz alta, una vez que estuvo seguro que su hermano estaba lo suficientemente lejos y no podía oírlo- ¿Cinco días? Te debo una caja de cereales, entonces. Pensé que le iba a tomar menos tiempo, pero en su defensa, eres bastante bueno.
Nadie le respondió sobre el sonido de sus dedos apretando el teclado, pero Sam sabía que lo estaban escuchando.
-Oh, yeah. Pero trata que de ahora en adelante no se dé cuenta. Creo que no pareció muy cómodo con la idea... Aunque estoy seguro que se le va a pasar pronto.
Esta vez escuchó un ligero
toc detrás de él. Dejó de teclear para voltear en la silla y encontró una taza vacía sobre el alféizar de la ventana, pero no pudo ver nada más en la oscuridad del exterior. Sin embargo, pensó con una sonrisa mientras se levantaba para recuperar la taza, el eco de la risita alejándose en la distancia contaba perfectamente como una respuesta.